Una vez tuve ocasión de decírselo en persona: “Milan, Dios te ha hecho para el sexo”
Es un don, su sexualidad emana de él con gran energía positiva, de forma natural y casi amorosa aunque sea con un desconocido, cada polvo de Milán es una celebración para él y para el afortunado que tenga al lado en ese momento. Esto sin contar con el tremendo pollón que maneja con tanta habilidad… (aunque pollones también los tienen otros, no es lo que realmente lo hace especial)